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¿Las blancas o las negras?

A vuelta con esto de la tuberculosis, y leyendo alguna de las afirmaciones que se realizan en diversos documentos de carácter legal y administrativo, donde se hace hincapié en su carácter como zoonosis para justificar las poco afortunadas campañas que se están dando de forma desigual en las diferentes CCAA, me venía a la cabeza el chiste de las ovejas de colores. No os preocupéis, al final seguro que lo cuento.

Meterse en cifras a veces puede ser entrar en una madeja en la que los datos, según quien y como los presenta, pueden avalar discursos opuestos. Baste como ejemplo que en determinadas comunidades autónomas, los falsos positivos en tuberculosis no existen para la autoridad sanitaria. Esto es debido a que todos los animales que son marcados y enviados a sacrificio son, estadísticamente, positivos, ya que la única prueba que se acepta para esta estadística “es la que es” y no permite un contraanálisis y no se tienen en cuenta otras pruebas postmortem, por lo que, por poner un símil, si esto se hiciese en el ámbito humano con esta prueba en que lo que se detecta es la existencia de anticuerpos, no de la enfermedad, probablemente un 20 o 30% de las personas de este país diesen “positivo” en tuberculosis, (probablemente el 100% de las personas que trabajan en la sanidad pública), y al tratarse de una enfermedad muy contagiosa nos pusiesen- yo soy uno de ellos- en cuarentena a un millón de personas incluidos todos los sanitarios del país y sus familias. Pero ya lo he dicho, quien da los datos puede contarlos como quiera así que, aunque parezca de cajón de madera de pino, por aquí no entramos.

Si hablamos de la propia prueba que se usa para detectar la tuberculosis desde el plano científico, nos metemos ya en un jardín en que pocas personas podemos entablar un diálogo entre iguales, ante la avalancha de palabros y nombres extraños -(gammaglobulinaantígenoreactivoysuppadre)- que hoy, desgraciadamente, al igual que adeele, paca y saneamiento, forman parte del lenguaje tradicional ganadero de sierras y llanos. Y es que aquí el cruce de datos de fiabilidad, estudios, informes leyendas y cantares son usados de manera indiscriminada por unas y otros y, como pasa en estas cosas, cada cual defiende lo suyo, aunque unos lo hagan por pura supervivencia y otros por no se sabe que Dios Mercado.

Oyendo otra vez el viejo chiste de las blancas y las negras, pensé ¿por qué sólo matan a las negras? -luego lo cuento-. O lo que es lo mismo: ¿por qué en Extremadura se están saneando cabras con el argumento de que es una “zoonosis”, y en Andalucía o Madrid no? Resulta evidente que las enfermedades no son autonómicas -ni tampoco independentistas- y, por tanto, si en Andalucía o Extremadura la prevalencia de tuberculosis (datos oficiales) es mucho mayor que en Madrid o Cataluña, lógicamente tendría que haber más casos de tuberculosis humana en Andalucía y Extremadura ¿no? Y esto es al revés. Claro, ante este dato podrían argumentar: es que como aquí hacemos saneamientos… Como aquí somos muy cuidadosos en el matadero…

Pues entonces vayamos al origen de este argumentario:

La M. bovis y la M. caprae pueden afectar al hombre. Correcto (aunque si hablásemos de casos de infección contrastados en España, igual no estaríamos tan seguros).

Oiga: si la tuberculosis en cabras es como usted dice una zoonosis (una enfermedad que afecta al hombre) y en Madrid, Andalucía… no se realizan saneamientos: ¿es que acaso las autoridades sanitarias de Madrid, de Andalucía, de… son unas inconscientes? ¿Por qué no sanean todas las cabras del mundo mundial?

Otra cuestión. Si sabemos que, al igual que en jabalís, estas mismas bacterias están presentes en cerdos ¿Por qué tampoco se los sanea en ningún sitio?

¡Dios mío! ¿Acaso hay autonomías que quieren enfermarnos a todas?

Evidentemente NO.

La realidad es que en España (no hablo del Magreb o del continente americano) los sistemas de salud preventivos en toda la cadena alimenticia, nos permiten afirmar que la transmisión de tuberculosis desde el ganado a las personas es casi imposible y anecdótica; por lo que podemos concluir que la prevalencia de esta enfermedad en ganado (y en fauna salvaje cinegética, ojo, donde su prevalencia puede ser mayor) no está asociada ni es  correlativa al desarrollo de la tuberculosis en seres humanos en nuestro país. Gran noticia.

Este argumento es más difícil de rebatir. Por comparar. La brucelosis, que en efecto sí es – o era- una zoonosis con un alto grado de infección en personas y ligada directamente a su prevalencia en las ganaderías, se trató por igual en todo el estado atendiendo a su incidencia, y se erradicó casi totalmente en España. Era un problema de zoonosis evidente, porque los casos de brucelosis en personas eran alarmantes.

Estupendo. Pero entonces parece que la tuberculosis en caprino solo afectase a personas de unas comunidades autónomas y no de otras, y nunca a los que comen cerdo, o lo que es lo mismo: las blancas y las negras son iguales en todo pero, desgraciadamente, unas están a un lado de la sierra y las otras al otro, o sea…

A unas las matan. Y ¿a las otras? De momento no.

Entonces (y para acabar), por favor. No nos traten como a tontos. Si realmente es una cuestión de mercado (ese Dios tan lejano de las sierras y llanos donde se pastorea), díganlo claramente, pongan las cifras encima de la mesa, explíquenlo y abordemos el problema atendiendo a todas sus causas – sí, también hay que hablar de fauna silvestre, de cotos, de medio natural… – y efectos. Y también de mantenimiento de sistemas de alto valor natural, de economía rural, de incendios… de manera que tengamos en la balanza toda la información necesaria para solucionar este problema que, cada vez más, está afectando al pastoralismo y a la ganadería tradicional.

El chiste prometido:

Un excursionista se encuentra a un pastor en el monte, y se acerca a él y le dice:

  • Buenos días… ¿le puedo hacer unas preguntas?
  • Claro, faltaba más, digausté.
  • Estas ovejas ¿Cuánta leche dan?
  • Depende ¿las blancas o las negras?
  • Mmm, no sé ¿las negras?
  • Litro y medio
  • ¿y las blancas?
  • Litro y medio también.
  • Oiga otra pregunta: ¿y también dan lana?
  • Cuales ¿las blancas o las negras?
  • Ehhh… ¿las blancas?
  • Mucha, medio saco cada una
  • ¿y las negras?
  • Medio saco también.
  • ¡!Vaya¡! esteeee… y una más: ¿cuántos corderos tienen estas ovejas cada año?
  • ¿las blancas o las negras?
  • ¡las blancas!
  • Pues dos o tres.
  • ¿y las negras?
  • Lo mismo.
  • Oiga… ¿Por qué siempre que le pregunto algo me dice que blancas o negras y luego es lo mismo?
  • Es que las blancas son mías
  • ¿y las negras?

 …También

 

Julio Majadas

 

 

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